jueves, 11 de noviembre de 2010

Quinta Parada: Francia, AMAP, los jardineros de familia


Después de cruzar toda Francia en tren, llegamos a Pachamama, nombre de la granja deMathilde, en Fontvieille a 10 km de Arles. Esta región es la mayor productora agropecuaria en Francia, es por ello que los agricultores empezaron a considerar la importancia del cultivo de alimentos de una forma más sana y natural, y la importancia de crear cadenas de comercio más justo, tanto para los productores como para los consumidores. De esta manera se crean las AMAP(Associationspour le maintiend'uneagriculturepaysanne – Asociación por el mantenimiento de una agricultura campesina).
Las AMAP, hoy por hoy,existen en toda Francia y desempeñan un rol muy importante, pues trabajan como los“Jardineros de Familia de los consumidores”,como ellos mismos se proclaman, llevando el producto fresco y directo deagricultor a consumidor: “Como si tuvieran un jardín, el producto está cosechado por la mañana para ser entregado por la tarde”, nos comenta Mathildemientras nos invita a trabajar con ella.
“Somos los revolucionarios agrarios”, nos dice Denoit Hertz,padre de Mathilde y dueño de las tierras Cidamos. “Somos quienes luchan contra el agro-negocio de las grandes cadenas alimentarias. Nuestro objetivo es que el agricultor vuelva a descubrir el alma del campesino pues es de suma importancia entender que es él quien da de comer. Debemos volver a descubrir el alma que hemos perdido en nuestra sociedad”.
En cada una de las tierras agrícolas se trabaja bajo dos principios fundamentales: la confianza y el profesionalismo; éstas son las bases para que el consumidor establezca el lazo con el productor.
La jornada en estas tierras comienza a las 7:30 am con la llegada de los agricultores a la granja para empezar el trabajo de siembra y cosecha, y hoy cuentan con nuestra presencia para ayudar. Las verduras crecen en carpas solares que ayudan a proteger los alimentos de los cambios de temperatura externos, “pero dejamos abiertos muchos espacios para que los insectos puedan entrar, pues son imprescindibles para la polinización de muchas de nuestras verduras” nos dice Mathilde, enseñándonos las plantas que crecen en una de las carpas. Tomates de diversas variedades y tamaños, pepinos, calabazas, calabacines, sandias, frutillas, tubérculos de la zona y hierbas aromáticas, entre algunos otros, son los productos que todas las mañanas se recogen en esta granja. Una vez cosechado el producto se lo lleva al cuarto de almacenamiento donde se contabiliza para entregarlo a cada uno de los consumidores inscritos en la asociación. Al final de la tarde se llena la pequeña vagoneta y uno de los agricultores se dirige al pueblo cercano llevando todos los productos.
En cada uno de los lugares la gente inscrita en la cooperativa los espera: entre 20 y 30 personas, que desde comienzos de año se ha inscrito y pagado un precio único por los productos que consumirá todo el año; así, tanto el productor como el consumidor aseguran trabajo y consumo. Esto, les ayuda además a medir el precio justo de su labor, puesto que las AMAP trabajan sin ningún tipo de subvención del Estado,“lo cual nos ayuda a conocerexactamente los precios de producción de cada producto”, añade Denoit.
En una pizarra se indicala variedad de productos y la cantidad que cada persona, familia o grupo de amigos, puede llevarse. Mientras tanto el agricultor puede ir explicando e informando al consumidor sobre los cultivos. “En el momento de entrega del producto, no hay relación de dinero entre el productor y el consumidor, asíel vínculo social entre ambos se facilita”, nos explica el señor Hertz.“Esto significa un cambio importante, ya que en lugar de entregar a un distribuidor un camión con una gran cantidad de un solo producto, el agricultor va a alimentar directamente a la gente con una variedad de productos”,comenta Hertz.
“Me gusta poder consumir productos variados que no encuentro en el supermercado, además, aquí la relación es personal, en un supermercado no sabes quién ha cultivado los productos que vas a consumir, ni cómo lo ha hecho”, nos comenta uno de los consumidores con la bolsa llena de frutas, verduras y hierbas aromáticas. “Además de seruna opción ecológica, pues la distribución es colectiva y, por lo tanto, hay ahorro en el transporte y no hay bolsas ni plástico”,comenta Denoit.
Terminamos el día exhaustos, pues el trabajo en el campo es arduo, sin embargo el contacto con los alimentos que la naturaleza nos regala, nos hace sentir tremendamente afortunados.
Brújula
La AMAP participa en la lucha contra la contaminación y el riesgo de la agricultura industrial para promover una gestión compartida y responsable de los bienes comunes.
Para mayor información visitar la página web: http://www.reseau-amap.org/amap.php o comunicarse con MathildeReinaga Hertz al mathertz@yahoo.fr

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