domingo, 21 de noviembre de 2010

¿Negocio o conciencia ecológica? un paso por Grenoble, Francia


Nuestro paso por Grenoble nos cuestionó muchas de nuestras ideas preconcebidas o concebidas, sobre la bien o mal llamada, responsabilidad ecológica.
¡Vámonos de compras! Nos dijo nuestra amiga Tatiana después de dejar nuestros equipajes en Rue de Dracon ¿de compras? Nos preguntamos nosotros. Ese no era el plan de un viaje en busca de opciones alternativas de vida. Pero esta iba a ser una experiencia diferente.
Llegamos al primer supermercado y nos encontramos con que todos los productos que se vendía eran productos ecológicos, cosechados por agricultores de la zona, productos importados de otros países que incentivan el comercio justo o que están fabricados con plantas y productos naturales que no dañan el medio ambiente. Galletas, pastas, cereales, cosméticos, productos de limpieza para el hogar, pañales, son algunos de los productos que decenas de estanterías tienen a la venta.
Pero esto no era todo, el día de compras finalizó con la visita al nuevo centro comercial ecológico de Grenoble, que acaba de ser inaugurado. En medio de construcciones destinadas a la milicia, este espacio fue reconvertido en un centro comercial ecológico, llamado así porque toda la energía empleada proviene de paneles solares que alimentan a las tiendas y espacios comunes del centro comercial. De la misma manera, placas de madera usadas en la fachada, ayudan a conservar el calor o el frío, según la temporada para ayudar a la disminución del gasto eléctrico de calefacción o aire acondicionado. Sin embargo dentro de la inmensa construcción, las mismas tiendas de ropa de marca de toda Europa, de zapatos, de cosméticos o de comida rápida, revisten las galerías.
Al final del día nos cuestionábamos ¿se puede creer que todo esto es conciencia ecológica o una conciencia maquillada de verde para seguir consumiendo sin límites?
Al día siguiente la experiencia que visitamos no fue muy diferente. Resulta que llegando a Grenoble nos enteramos de que Francia es de los países europeos con mayor consumo de energía nuclear para la utilización de energía eléctrica. Y es que en Grenoble se encuentran importantes científicos desarrollando investigaciones en torno a las energías nucleares y alternativas, y con quienes pudimos tener información de primera mano.
Después de un encuentro poco agradable con la guardia de la institución que visitamos, pudimos conocer un poco más de las investigaciones que ellos realizan. Uno de los experimentos es la pila de combustible de hidrógeno. Sin embargo vale la pena primero preguntarnos ¿a que llamamos energías alternativas?. Energía alternativa se llama a la energía limpia o verde que no genera dióxido de carbono en su utilización.
Las pilas o celdas de combustible son baterías que usan el hidrógeno como su fuente principal de energía. Son un dispositivo de conversión de energía similar a una batería, pero se diferencia de esta última, en que está diseñada para permitir su reabastecimiento continuo usando una fuente externa de combustible como es el hidrógeno. Son muy atractivas para usos avanzados por su alta eficacia e idealmente por ser de emisiones cero, en contraste con los combustibles actuales más comunes, como puedan ser el metano o el gas natural, que siempre generan dióxido de carbono.
Sin embargo, en la actualidad, la pila de combustible todavía no ha desarrollado el sistema que le permita ser altamente ecológica, pues el hidrógeno empleado todavía proviene de combustibles fósiles, por lo tanto es creado a partir de carbón. Y el material usado para la electrólisis es el platino, por lo que tampoco resulta ser un material renovable y ecológico. Aún así, destacadas empresas automovilísticas y petroleras están invirtiendo hoy en día en esta fuente de energía para su futura utilización. “Saben que el petróleo algún día desaparecerá, por lo tanto quieren invertir en la energía del futuro” nos comenta uno de los científicos.
¿Negocio o conciencia ecológica? nos seguimos cuestionando después de visitar este centro de investigaciones. El tema hay que abordarlo con pinzas, ya que es fácil encontrar la línea divisoria entre las acciones verdaderamente ecológicas o aquellas que tan sólo están maquillando el problema para salir librados lo más responsablemente posible.

Brújula
Grenoble está situado en el sur-este de Francia, casi frontera con Italia. Es la ciudad donde se encuentra el Centro de Energías Nucleares y Alternativas más importante de Francia.
Casi el 50% de toda la electricidad que es producida en los Estados Unidos, es procedente del carbón, que es una fuente de energía altamente sucia .

jueves, 11 de noviembre de 2010

Quinta Parada: Francia, AMAP, los jardineros de familia


Después de cruzar toda Francia en tren, llegamos a Pachamama, nombre de la granja deMathilde, en Fontvieille a 10 km de Arles. Esta región es la mayor productora agropecuaria en Francia, es por ello que los agricultores empezaron a considerar la importancia del cultivo de alimentos de una forma más sana y natural, y la importancia de crear cadenas de comercio más justo, tanto para los productores como para los consumidores. De esta manera se crean las AMAP(Associationspour le maintiend'uneagriculturepaysanne – Asociación por el mantenimiento de una agricultura campesina).
Las AMAP, hoy por hoy,existen en toda Francia y desempeñan un rol muy importante, pues trabajan como los“Jardineros de Familia de los consumidores”,como ellos mismos se proclaman, llevando el producto fresco y directo deagricultor a consumidor: “Como si tuvieran un jardín, el producto está cosechado por la mañana para ser entregado por la tarde”, nos comenta Mathildemientras nos invita a trabajar con ella.
“Somos los revolucionarios agrarios”, nos dice Denoit Hertz,padre de Mathilde y dueño de las tierras Cidamos. “Somos quienes luchan contra el agro-negocio de las grandes cadenas alimentarias. Nuestro objetivo es que el agricultor vuelva a descubrir el alma del campesino pues es de suma importancia entender que es él quien da de comer. Debemos volver a descubrir el alma que hemos perdido en nuestra sociedad”.
En cada una de las tierras agrícolas se trabaja bajo dos principios fundamentales: la confianza y el profesionalismo; éstas son las bases para que el consumidor establezca el lazo con el productor.
La jornada en estas tierras comienza a las 7:30 am con la llegada de los agricultores a la granja para empezar el trabajo de siembra y cosecha, y hoy cuentan con nuestra presencia para ayudar. Las verduras crecen en carpas solares que ayudan a proteger los alimentos de los cambios de temperatura externos, “pero dejamos abiertos muchos espacios para que los insectos puedan entrar, pues son imprescindibles para la polinización de muchas de nuestras verduras” nos dice Mathilde, enseñándonos las plantas que crecen en una de las carpas. Tomates de diversas variedades y tamaños, pepinos, calabazas, calabacines, sandias, frutillas, tubérculos de la zona y hierbas aromáticas, entre algunos otros, son los productos que todas las mañanas se recogen en esta granja. Una vez cosechado el producto se lo lleva al cuarto de almacenamiento donde se contabiliza para entregarlo a cada uno de los consumidores inscritos en la asociación. Al final de la tarde se llena la pequeña vagoneta y uno de los agricultores se dirige al pueblo cercano llevando todos los productos.
En cada uno de los lugares la gente inscrita en la cooperativa los espera: entre 20 y 30 personas, que desde comienzos de año se ha inscrito y pagado un precio único por los productos que consumirá todo el año; así, tanto el productor como el consumidor aseguran trabajo y consumo. Esto, les ayuda además a medir el precio justo de su labor, puesto que las AMAP trabajan sin ningún tipo de subvención del Estado,“lo cual nos ayuda a conocerexactamente los precios de producción de cada producto”, añade Denoit.
En una pizarra se indicala variedad de productos y la cantidad que cada persona, familia o grupo de amigos, puede llevarse. Mientras tanto el agricultor puede ir explicando e informando al consumidor sobre los cultivos. “En el momento de entrega del producto, no hay relación de dinero entre el productor y el consumidor, asíel vínculo social entre ambos se facilita”, nos explica el señor Hertz.“Esto significa un cambio importante, ya que en lugar de entregar a un distribuidor un camión con una gran cantidad de un solo producto, el agricultor va a alimentar directamente a la gente con una variedad de productos”,comenta Hertz.
“Me gusta poder consumir productos variados que no encuentro en el supermercado, además, aquí la relación es personal, en un supermercado no sabes quién ha cultivado los productos que vas a consumir, ni cómo lo ha hecho”, nos comenta uno de los consumidores con la bolsa llena de frutas, verduras y hierbas aromáticas. “Además de seruna opción ecológica, pues la distribución es colectiva y, por lo tanto, hay ahorro en el transporte y no hay bolsas ni plástico”,comenta Denoit.
Terminamos el día exhaustos, pues el trabajo en el campo es arduo, sin embargo el contacto con los alimentos que la naturaleza nos regala, nos hace sentir tremendamente afortunados.
Brújula
La AMAP participa en la lucha contra la contaminación y el riesgo de la agricultura industrial para promover una gestión compartida y responsable de los bienes comunes.
Para mayor información visitar la página web: http://www.reseau-amap.org/amap.php o comunicarse con MathildeReinaga Hertz al mathertz@yahoo.fr

CAPITULO 11: Los hijos del fin del mundo

viernes, 5 de noviembre de 2010

PARIS, EL SUPERMERCADO VIVO


A tan sólo 20 minutos de Paris, de la Torre Eiffel o del Puente Nuevo, se encuentra la “Le Ferme de Viltain” o la granja de Viltain, un espacio abierto al público, donde familias enteras dedican sus domingos a cosechar su propia comida.
La Granja está abierta todo el año y según la estación, la gente puede llegar a cultivar mayor o menor cantidad de frutas o verduras propias de la región.
El terreno cuenta con diversos espacios, la verdulería, la lechería, la frutería y la tienda del lugar. A la entrada, decenas de carretillas están a disposición de todo el público.
Nosotros llegamos y empezamos el recorrido como cualquier parisino en domingo. Tomamos una carretilla y paseamos el lugar. Primero entramos a la verdulería. Es un terreno dispuesto a la cosecha de diversas verduras, legumbres y hortalizas. Cada hilera de tierra lleva un cartel con el producto que ahí se encuentra. Mientras caminamos por el lugar, encontramos que debajo de las plantas están creciendo los tomates, pimientos, berenjenas o calabazas que la gente va cosechando. No hay cuidadores ni policías controlando nada. La gente es libre de tomar la cantidad de verduras que se le apetezca y llenar su carretilla.
En el sector de las frutas, arbustos repletos de moras y frambuesas nos esperan. Apresurados nos dedicamos a comer más de lo que cosechamos. “¿No es mucha pérdida de producto para el agricultor?” le preguntamos a Gonzalo, un boliviano que vive en París hace varios años y que dedica muchos de sus domingos a cosechar su propia comida. “La cantidad de productos que la gente consume mientras los cosecha está contemplada en los gastos del agricultor, pues el ahorro de transporte y mano de obra, es lo que da el beneficio al negocio” nos contesta.
Por supuesto, aquí no existe ningún tipo de intermediario entre el agricultor y el consumidor, es el agricultor mismo quien abre las puertas de su granja para que semana a semana, sea el consumidor quien coseche el producto que va a consumir y lo lleve hasta su casa. “Parte del producto también se estropea o se hecha a perder al momento de cosecharlo, dado que la gente no conoce cómo hacerlo, pero esto aún no afecta el costo-beneficio del agricultor. Además la oportunidad de que los niños aprendan a cosechar las verduras y vean cómo crecen, no tiene precio” nos comenta Gonzalo mientras llenamos las pequeñas canastas con tiernas y exquisitas moras y frambuesas.
Después de dar el paseo por el sector de frutas y verduras, entramos a la lechería donde varias vacas pueden ser alimentadas libremente para luego ser ordeñadas y tener leche fresca de vaca feliz, como aquí son llamadas las vacas que comen sanamente, crecen en espacios amplios y no son maltratadas.
Por último uno se dirige a la balanza donde todos los productos son pesados para luego pagar por la cantidad obtenida. Y por si fuera poco, si uno desea, se puede acercar a la tienda de la granja donde diversos productos orgánicos están a la venta, desde quesos frescos, hasta conservas y fiambres, todos elaborados en el lugar.
Nos impresionó ver la cantidad de gente que asiste cada fin de semana a este lugar, uno de muchos espacios similares que abren sus puertas a que la gente coseche fruta y verdura fresca cultivada sin químicos, y que además puedan tener una mañana diferente al aire libre mientras los niños se divierten cosechando y aprendiendo del campo.¡Esto es mejor que ir de compras al supermercado, porque aquí todo está vivo¡
Con las canastas llenas de frutas y verduras frescas, decidimos degustar un delicioso Ratatouille a la Viltain. Bonn Apetite!

Brújula
Paris es la capital europea más visitada diariamente.
Para mayor información sobre “La Ferme de Vilatain” visitar: http://www.cueillettedeviltain.fr/

CAPITULO 10: LOS HIJOS DEL FIN DEL MUNDO

martes, 2 de noviembre de 2010

Sólo las tribus van a sobrevivir, la experiencia en Tamera


Ayer por la noche, entre esas linda casualidades que se construyen en el camino, tuvimos la oportunidad de conocer a un indio norteamericano, Manitonquat, con quien pudimos conversar sobre la necesidad de volver a la vida en comunidad. Él también, junto a su pareja, están buscando nuevas maneras de vivir para curar al planeta y a todos los seres vivos que lo habitan.
Manitonquat nos citó una pensamiento que nos dejó pensando mucho: “Only tribes wil survive” – Sólo las tribus van a sobrevivir - ¿Cuáles tribus? ¿Sobrevivir a qué?. Todas las experiencias que hemos conocido, en el núcleo de su existencia buscan algo fundamental, volver a la comunidad.
Tamera, una comunidad ubicada al sur de Portugal, es un ejemplo de esto. Con una población de 180 adultos y 20 niños, Tamera busca ser un ejemplo de una comunidad de paz para el mundo.
En la comunidad no existe ninguna obligación religiosa o ideológica, pero si existe una común dirección que forma el carácter espiritual de Tamera. Para los habitantes de ella, la comunidad y el ser individual no son una contradicción. Vivir en comunidad significa vivir sobre una base comunitaria en vez de una privada, donde los principales valores son el apoyo mutuo, la verdad y la transparencia y la participación responsable.
Estos valores son la base para que la comunidad pueda desarrollarse armónicamente y en paz. En Tamera la familia no sólo implica los lazos sanguíneos, sino los afectivos, así los niños crecen y son formados no sólo por los padres, sino también por muchos integrantes de la comunidad. De esta forma, el matrimonio, como la primera célula de la sociedad, debe ser el núcleo desde donde el cambio comienza. Por lo tanto, el matrimonio existe como elección personal, sin embargo se busca que la relación de pareja exista más allá de los límites y egoísmos personales, así la pareja no es algo que pertenezca a nadie y por tanto los celos, la infidelidad, el odio o la venganza, no deberían existir. “Mientras exista guerra en el amor no habrá paz en el mundo” proclama Sabine Lichtenfiels, co-fundadora de Tamera.
“Una cultura de la no violencia emergerá cuando la humanidad triunfe sobre la guerra entre los sexos” afirma Dieter Duhm, co-fundador de Tamera. El amor sin celos, la sexualidad libre de miedos, la confianza y constancia en el amor, la solidaridad entre hombres y mujeres y nuevas formas de relacionamiento, son parte de los grandes temas que la “escuela del amor” de Tamera quiere enseñar y experimentar.
La vida en Tamera se organiza en torno a la comunidad. La semana comienza con una reunión de todos en el Círculo de Piedras, el espacio sagrado y espiritual de la comunidad, donde cada uno se sintoniza con el resto y con la naturaleza “es importante entender que todos somos uno” nos dice Dieter Duhm. Cada persona en la comunidad desarrolla una tarea específica, desde atender el huerto orgánico; desarrollar la energía alternativa en la Villa Solar; extender los lazos y contactos de Tamera con el mundo a través de la escuela del futuro y el instituto por la paz globlal; recibir a los invitados; limpiar y cocinar; desarrollar la medicina natural; coser y renovar la ropa, entre otras muchas actividades, que día a día cada integrante cumple, haciendo de la confianza, el soporte mutuo y la solidaridad, la llave de la vida en comunidad.
El análisis semanal, los momentos de encuentro espiritual, las horas de comida y por las noches, las reuniones en el bar, son parte de la convivencia y de las relaciones humanas en Tamera.
“Como una persona tribal que ha experimentado en una variedad de comunidades tribales y quien ha estudiado la evolución del ser humano, he llegado a la conclusión de que es posible para la humanidad llegar a una sociedad que es verdaderamente igualitaria y que aprovecha la creatividad y la cercanía y amor entre todos sus miembros. Veo las indicaciones de esta vida en todo el trabajo que he desarrollado con círculos y comunidades en los últimos cuarenta años de mi vida” afirma Manitonquat, con quien quedamos poder vernos pronto en Bolivia.
Brújula
Quién sea que quiera aprender más sobre Tamera y estudiar gratuitamente online en la Escuela del Futuro, contactar con Monika Berghoff: monika.berghoff@tamera.org y www.tamera.org

CAPITULO 9: Los hijos del fin del mundo